Aburridos de estar aburridos.( por Patricia, La Colo)
Miguel y Ana, padres de los mellizos preadolescentes Juan y Andrés, este año decidieron pasar las vacaciones en un lugar de montaña, más tranquilo y relajado; puesto que sus obligaciones tanto laborales como de la vida diaria los tenían estresados, cansados, agotados, agobiados y todos los “ados” negativos que un ser humano pueda imaginar.
Por eso decidieron alquilar una cabaña de montaña con lindas vistas, rodeada de naturaleza y sin vecinos ruidosos, alejada del centro del pueblo, pensando que sus hijos de doce años lo disfrutarían tanto como ellos, puesto que siempre habían disfrutado las aventuras al aire libre.
Por el contrario, sus hijos pensando en lo aburrido que podía ser este año estar lejos de sus amigos en el medio de un bosque, cargaron en el auto cuánta tecnología disponían para divertirse, habiendo internet la pasarían bien.
A esta altura ya no querían jugar a los indios o tener aventuras saltando entre las piedras, trepando árboles ni hacer castillos de arena.
Así cargaron el auto y partieron; al llegar a destino y después de apartarse del asfalto, subieron por un camino de montaña de tierra, que después de varias curvas volvía a descender hasta un Lago, con algunas dificultades en el trayecto, había un poco de barro en algunos tramos y pequeñas ramas caídas, de repente y después de una curva se abrió ante sus ojos un hermoso jardín rodeando una bella cabaña de troncos y a unos metros de distancia, el lago.
En la puerta de la cabaña los esperaba su dueño para entregarles las llaves y comentarles que la tormenta del día anterior había producido un pequeño derrumbe y la torre receptora de la señal de internet se había caído, así que por el momento no había conexión y que si necesitaban usar el celular debían acercarse hasta el pueblo, porque si bien allí la señal es débil por momentos se podía acceder al 4G. Pero que si no hay una urgencia les sugería relajarse y descansar, seguramente en un par de días quedaría solucionado el tema.
Una vez dadas todas las explicaciones del funcionamiento de la cabaña, se retiró.
Mientras los padres acomodaban todo, los chicos se desparramaron en el sillón con caras largas y a la propuesta de sus padres de salir a explorar los alrededores del lugar, lisa y llanamente sonó a coro la respuesta: “qué aburrido” …
Los padres se miraron y encogiéndose de hombros pensaron: “ya se les va a pasar” y continuaron con lo suyo.
Pero no, pasaron un par de días y los chicos seguían aburridos, mirando la play station que no funcionaba, la notebook silenciosa, con la que no podían tener video llamadas con sus amigos; hasta tal punto que parecían “aburridos de estar aburridos” ...
Durante el día cesaba un poco el reclamo por las caminatas hasta el Lago y remar en los kayaks que había a disposición en la cabaña o al darse un baño en esas aguas frías, pero el “estoy aburrido” seguía sonando a coro en los oídos de esos padres que terminaron “aburridos” de escuchar el mismo cuento todo el día.
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